Una estrategia discursiva que utilizamos siempre, y muy a menudo sin darnos cuenta, es la ironía.
La palabra ironía viene del griego είρωνεία, significa que emisor demuestra una cierta ignorancia fingida o disimulación. Se trata de un mecanismo retórico, una técnica literaria o situación en la que hay una incongruencia entre lo que se dice de manera literal y lo que hay implícito en el
significado.
- Ironía es vivir en un país donde los policías acostados detengan más carros que policías de verdad a delincuentes.
La ironía en el ámbito docente puede tener como objetivo cautivar la atención y simpatizar con los alumnos. Pero también puede tener efectos negativos como por ejemplo que no sea entendida por el/los receptores y/o que se ofendan. Pero si se consiguen los efectos positivos se creará un vínculo entre alumno y profesor que les hará interesarse más por la materia que están aprendiendo.
Varios ejemplos actuales de ironía en la clase podrían ser:
- ¿Algún profesor más quiere poner más trabajos? ¡Por favor, mandad más, que no son suficientes!
- Me encanta que mi profesor nos de los esquemas del tema y no se entienda nada, y encima solo la introducción sean dos folios.
A continuación les dejo un mapa conceptual sobre la relación entre ironía y cortesía.